“Y tú eres la única presa que me interesa cazar”. Detuvo ahí su
pensamiento. La proximidad de esa chica le estaba afectando con más fuerza de
la esperada y la falta de una alimentación correcta no era excusa. “Puede que sí
acabe lanzándome a su garganta, tan blanca, tan lisa y tan suave”. Se contuvo, apretando la mandíbula, sintiendo la punta de los colmillos lacerando el interior de sus mejillas.
Iba a ser una charla muy, muy tensa.
Derechos reservados por la autora, Enara L. de la Peña / Fotografía Laura Makabresku
Hola me gusto el estilo de tu blog, yo me quedo por aqui, saludos ^^
ResponderEliminarGracias! Espero verte por aquí a menudo :)
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