—También se consideran paráfrasis la prosificación del verso y la versificación de la prosa.
El aula 5 era similar a todas las aulas de la facultad; de
reciente construcción, con techos altos y más de una veintena de filas
dispuestas en escalera, con largas mesas grises y un ventanal a sus espaldas, del
tamaño justo para que entrara algo de luz. Los alumnos
presentes apenas eran puntos de color en un gigantesco tapiz gris. El mata-alumnos lo había vuelto a
conseguir.
—Se hace uso de la paráfrasis en la exégesis
de textos literarios —continuó recitando con
solemnidad Krauser.
Clic. La mitad de
los estudiantes ya habían desconectado. Tesh, sentado tras la mesa elevada reservada al
profesor, paseó la mirada por los alumnos del último curso de Periodismo sin
disimular su aburrimiento. Normalmente su trabajo se limitaba al despacho, pero
estaban bajos de personal y así podría echar un vistazo a la carne fresca. Aunque en principio no
estaba permitido alimentarse en el lugar de trabajo, para evitar levantar
sospechas, por su estatus le perdonaban ciertos… caprichos. Aspiró el olor a
tabaco, a café amargo, el acre a sudor envuelto en perfumes cítricos y empalagosos. Reconoció
moras salvajes, lima ácida, margaritas silvestres, fragancias de flores
artificiales embotelladas y… había algo extraño. Cada persona en esa aula emanaba
un aroma en particular, todos tenían su etiqueta identificativa. Menos una.